• Las complicaciones de la deshidratación en niños y bebés necesitan de valoración médica

 

  • La sudoración excesiva y la presencia de diarrea son síntomas muy comunes de deshidratación en infantes

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Veracruz Norte recomienda a la población en general a permanecer atentos a los síntomas de deshidratación en infantes, con el objetivo de evitar complicaciones de gravedad.

“La sudoración excesiva y la presencia de diarrea son síntomas muy comunes de deshidratación en infantes, por lo que es importante que los padres permanezcan atentos a los cambios o datos clínicos que sus hijos pueden presentar”, explicó la doctora Diana Angélica Gómez Durán, adscrita a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 66 del IMSS en Veracruz Norte.

Entre los síntomas de la deshidratación leve se encuentra saliva espesa o escasa, inquietud o decaimiento, orina disminuida y concentrada considerando de gran importancia el antecedente de pérdida de líquido por sudoración o evacuaciones.  La deshidratación moderada a severa presenta los ojos hundidos, llanto sin lágrimas, piel seca; boca, lengua seca y pegajosa, así como depresión o hundimiento de la zona blanda de la cabeza de los bebés (fontanela, conocida como mollera), de presentarse este último, es importante no realizar remedios caseros y acudir en busca de valoración médica.

Las complicaciones de la deshidratación en niños pueden ser lesiones renales por disminución de la cantidad de agua filtrada, irritabilidad, alteraciones de los electrolitos sanguíneos, crisis convulsivas siendo esta una de las complicaciones más graves y que pone en riesgo la vida.

 

La cantidad de agua que debe de consumir un infante varía según su edad, de 0 a 6 meses: 700 ml, lo cual es la leche materna, de 7 a 12 meses de edad: 800 ml, de 1 a 3 años: 1.3 litros y de 4 a 8 años: 1.5 litros al día.

 

Para finalizar, Gómez Durán recomendó a los padres de familia evitar la exposición prolongada al sol a los menores de 5 años, uso de gorras o paraguas; los niños que realicen actividad física deberán contar siempre con agua disponible y ofrecerse antes, durante y después de la actividad física; evitar los jugos y bebidas carbonatadas para rehidratar; no utilizar cobertores gruesos para cubrir a los bebés y evitar cuartos con ventilación deficiente.